jueves, 15 de mayo de 2014

Más de lo mismo


Las crisis existenciales dejan de ser divertidas e interesantes después de determinado tiempo que uno las sufre y cuando ya se armaron demasiadas teorías del por qué uno las tiene sin llegar a ninguna conclusión valida. Se vuelve frustrante. Cansador. Desgastante. Incómodo. Sobre todo incómodo.
No sé cuantas veces mientras estaba haciendo algo de todos los días, como volviendo a mi casa del laburo, usando la computadora antes de irme a dormir, escuchando música, paseando, empiezo a sentir una angustia grande, que me empieza a envolver y cubrir todo, casi ahogandome. En el momento en el que lo siento venir; porque ya lo reconozco, empiezo a pensar, inquieta, como si estuviera tratando de mantenerme a flote para que no me ahogue, mientras se me va llenando todo de agua, qué es lo que estaba pensando unos minutos atrás para que me empiece a pasar esto, qué es lo que yo estoy tratando de tapar y mi inconsciente de destapar.
Pero me enojo mucho cuando me doy cuenta que ya estoy completamente envuelta por esa angustia y que aunque busque y busque no encuentro razón aparente. Me voy desde lo más insignificante y pelotudo que me haya pasado en el día, hasta el existencialismo límite de pensar, es esto todo lo que hay en la vida? En el mundo? Por qué siento que aún haciendo todo lo que quiera hacer y conociendo todo lo que quiera conocer voy a seguir sintiendo que tiene que haber algo más?
La mente es un millón de galaxias. Cada uno de nosotros es más que todo esto y al mismo tiempo somos una parte tan insignificante del todo.
Si, hay muchas cosas que me gustaría cambiar de mi vida y muchas cosas que me debo a mi misma, siento que vivo en muchos aspectos de una forma que me queda chica, pero tal vez sea pesimista o realista, depende quién lo lea: Realmente no creo que dentro de mis posibilidades hoy, ahora, pueda modificar ese sentimiento conmigo. Y todavía, no siento que resolviendo todo eso me va a dejar de pasar lo que me pasa. Hace un tiempo tuve una charla con alguien que me hizo entender que es algo que muy probablemente me pase toda mi vida, haga lo que haga. Pero que el objetivo es entender que es natural, y que no me tiene que hacer mal.
La relación que encuentro entre todos los momentos en los que me siento así es única: Estoy sola. En ese preciso momento, estoy sola.
Tal vez hace quince minutos atrás no, tal vez dentro de media hora no. Pero ahora sí.
Es estar conmigo y encontrarme con mis pensamientos? Ya pensé tanto la razón que me cansé y abandoné hace un tiempo, ahora prefiero pensar en cómo evitarlo. Pero cada vez es más difícil y siempre tengo la esperanza de que en uno de los millones, me ilumine y encuentre el por qué, para que nunca más me pase, o al menos, si me pasa, dejarlo pasar.
Suena a que es un sentimiento desgarrador y que mañana voy a salir a tirarme abajo de un tren. No es así, claro que no. No soy una persona depresiva. Es simplemente muy incomodo, molesto, y angustiante. Es un vacío injustificado que se siente en donde vendría a estar la boca del estomago. Al que le pasa lo entiende y al que no, traten de pensar alguna vez que hayan tenido algo que les haya hecho muy bien, y que un día no lo tienen más. Sienten un vacío y una angustia pesada. Es algo así, supongo. Pero momentáneo, y de la nada. Me gustaría poder dar un mejor ejemplo.
Lo único que me tranquiliza en esos momentos es saber que así como vino, se va. En cualquier momento y sin nada en particular, al menos que yo pueda reconocer, se va. Entonces lo sufro, la paso mal, me como la cabeza, pero cuando no puedo más pienso: Bueno, en un ratito se me pasa. Ya está.

A veces pienso que me estoy volviendo loca.

sábado, 3 de mayo de 2014

No sé dormir la siesta.


Hasta recién estaba en la cama haciendo de cuenta que dormía hace 40 minutos. "Haciendo de cuenta" quise decir, forzándome, para que mi cuerpo se lo crea y finalmente dormirme de verdad, pero no pude, como de costumbre. No me siento bien durmiendo la siesta y nunca pude dar una respuesta coherente al por qué de este fenómeno. Sueño no me falta, de hecho anoche me dormí a las 3 de la mañana y hoy me desperté a las 9, de 9 a 11 estuve cuasi despierta y a las 11 decidí abandonar y levantarme para hacerme una buena taza de café y asumir que no voy a dormir más que eso, así que SI tengo sueño, pero no lo suficiente como para que ahogue mis pensamientos, la mente deje de trabajarme a mil por hora y poder entregarme al hermoso placer de DORMIR, que tan hermoso es.
En esos 40 minutos intentando dormir sin darme cuenta empecé a irme por las ramas pensando mil cosas en relación a mi incapacidad para algo tan lindo y placentero, inconscientemente tratando de llegar a una respuesta. Hay algo que debería estar haciendo ahora? No. Estoy faltando al trabajo y eso me da culpa? Es sábado. Siento que debería estar en otro lugar? No. Con otra persona? No. Todo esta teóricamente en su lugar, no me falta nada, no debería estar haciendo ninguna otra cosa que no sea disfrutar de una buena siesta al lado de la persona con la que quiero estar y que ya hace rato esta profundamente dormido. Y eso es irrelevante, también debería poder dormir una siesta sola sin que nada me persiga y disfrutarla. Pero el hecho de encima hacerlo acompañada, me da aun MÁS razones por las cuales DEBERÍA poder relajarme, dormirme y disfrutar de este momento, hoy y ahora.
PEOR NO. Mi cabeza no se calla. No puedo parar de pensar mil cosas, pelotudeces y otras no tan pelotudas. Pero las no pelotudas no son cosas que pueda o necesite resolver ya, en este instante, entonces POR QUE NO ME PUEDO DORMIR!?
No me puedo dormir y no paro de pensar, miro por la ventana cómo se va oscureciendo el día de a poquito y eso me hace sentir peor. Entonces, si relaciono la angustia que me da el hecho de que el día este oscureciendo con la injustificada razón de la culpa que me da dormir la siesta, ... AH.
Mi problema no esta en que hoy debería estar haciendo otra cosa, o en otro lugar.
Es todo mental, es la misma presión de toda mi vida. Son secuelas de mis crisis existenciales. Es esa ilusión de necesidad de llenar un vacío con algo que todavía estoy tratando de descubrir qué es y siento que se me pasa el tiempo. Es la culpa de seguir sin poder dar el paso más importante para romper con esta enferma manía de obsesionarme y castigarme hasta llegar a dónde quiero llegar.

De a poco estoy empezando a aceptar la idea de que tal vez debería poder aceptarme a mi misma como soy ahora y tal vez así llegar a donde quiera llegar. Tal vez cuando llegue al primero, no me haga falta llegar al segundo y todos los vacíos van a estar llenos.

Mientras tanto, me voy a hacer otro café.