viernes, 19 de julio de 2013

Un respiro.

¿Puedo llamarte ahora de repente y pedirte que me acompañes a tomar un café a algún barcito, el que te quede mas cómodo, para hablar? Necesito hablar con vos. Me da igual cual.
Quiero que haga mucho frío, así los dos vamos bien abrigados y hacemos algún comentario al pasar y casual del frío que tomamos caminando las cuadras saliendo del subte hasta llegar ahí. Y especialmente porque gracias a ese frío que tomamos antes de llegar a destino y encontrarnos, va a potenciar lo reconfortante de vernos las caras, en un lugarcito que va a ser intimo nuestro por un rato, para abrazarnos y abrigarnos mientras compartimos.
Tengo ganas de que me observes por un momento y te des cuenta que hay algo que me tiene mal, pero que no quiero indignar demasiado en eso, porque yo te llame por otra cosa.
Intercambiemos ideas, contame las cosas que tenes en mente, tus planes, riámonos de las ridiculeces que dice o sugiere la gente, capaz hasta si tenes ganas, podemos reírnos un rato de la gente que nos rodea, pero no demasiado, porque estaríamos manchando el ambiente lindo que estamos teniendo. Yo podría darte algún que otro consejo con una vista externa que pueda resultarte útil.
Después de darme ese pedacito de vos que me haga sonreír mucho, dejame que me explaye contándote todo lo que me pasa por la cabeza. Dejame empezar a hablar sin filtros, como si estuviera hablando sola, sin que me estés juzgando porque lo que planteo es obsesivo, porque mis pensamientos y mirada de las cosas es demasiado intensa y... Esa tendencia que tengo a sobre analizar las cosas cuando son pelotudeces, que no me juzgues por idealizar o alucinar cosas. Que me dejes ser, entendiéndome, o al menos intentándolo. Sin que yo este preocupándome por lo que te pasa por la cabeza mientras hablo, sin preocuparme por aburrirte, sin esforzarme demasiado.

Después de contarte todo seguramente respire hondo y dramatice las cosas, diciéndote que estoy agotada de todo y que me quiero ir. Que necesito escaparme un rato.
Vos me vas a sonreír y me vas a decir que me sigo quejando, sigo repitiendo lo mismo, pero que al final sigo haciendo nada y que deje de decir si no voy a hacer. Que todo lo que necesito en la teória, sobre de los miedos y prepararme mentalmente, ya lo estudie por demasiado tiempo. Que solo me falta ese paso,  el mas importante, la practica. Yo te voy a dar la razón, aunque me moleste que me encasilles y me metas en la bolsa de toda la gente que habla y no hace, pero confiando que en el fondo sabes que no soy así. Vas a hacer algún que otro comentario sobre todo lo que te conté, plantándome como semillas ideas en la cabeza que me guardo para trabajarlas en el viaje de vuelta.
Nos pararíamos, porque eventualmente habría que volver a la vida real. Te daría el abrazo mas sincero del mundo, relajándome un ultimo minuto mas. Te agradecería por existir, y nos despediríamos hasta algún próximo encuentro eventual. Yo me iría caminando con el frío que me pegaría como una trompada, pero con una sonrisa en la cara y sintiéndome 20 kilos mas liviana.
No pido mas.






No hay comentarios:

Publicar un comentario